Atrapados por el crédito: el endeudamiento como adicción
De una manera u otra, todos estamos endeudados. La deuda es un elemento integral de las finanzas personales.
Existen diversas razones por las cuales nos endeudamos: para adquirir una vivienda, un vehículo o pagar estudios universitarios. Esta es la denominada deuda buena.
Pero en otras ocasiones, se recurre al crédito para sostener un estilo de vida que no se corresponde con nuestros ingresos reales, con la intención de proyectar una imagen que no refleja nuestra situación económica. La presión social o la influencia de grupo nos empuja a financiar el consumo y a endeudarnos para cubrir otras deudas: el más grave de los errores financieros.
También existen casos donde las personas se endeudan simplemente para llegar a fin de mes, debido a ingresos insuficientes. A esto se le conoce como deuda mala.
La deuda en sí no es negativa. El problema surge cuando no identificamos correctamente el propósito para asumir un compromiso financiero. El crédito es dinero de terceros y, como tal, nuestra responsabilidad es pagarlo puntualmente. Independientemente de quién sea el prestamista, el compromiso permanece.
Factores como los bajos ingresos o la falta de educación financiera provocan un uso descontrolado del crédito y el incumplimiento de pagos. Esta situación con frecuencia termina en morosidad y en muchos casos genera una relación adictiva con las deudas.
Y esa adicción al endeudamiento acarrea comportamientos perjudiciales que afectan nuestro entorno y bienestar financiero.
Quienes se sienten atrapados por las deudas suelen experimentar:
Estrés y ansiedad
Baja motivación
Menor productividad
Conflictos familiares
Indisciplina personal y laboral
Problemas sociales y de atención
Si no logramos entender que las finanzas personales se manejan con base en la realidad y no en las apariencias, estaremos expuestos continuamente a decisiones que comprometen nuestra estabilidad económica.
Asumir una deuda inadecuada puede limitar tu capacidad de ahorro, restringir tu consumo responsable y afectar tus oportunidades de lograr libertad financiera.
En estos casos, es útil aplicar la teoría de la gratificación diferida y aprender a diferenciar entre necesidad y deseo. También es esencial distinguir entre bienestar y estatus: en muchas ocasiones, aparentar bienestar genera un nivel de endeudamiento insostenible.
El problema del endeudamiento no se soluciona simplemente aumentando los ingresos. La clave está en evitar comprometerse financieramente sin comprender los riesgos asociados.
Cuando enfrentamos un déficit financiero, existen tres caminos para abordarlo:
Aumentar los ingresos
Reducir y racionalizar los gastos
Recurrir al financiamiento
Las dos primeras opciones implican esfuerzo y planificación; la tercera suele ser la más fácil, pero también la más riesgosa si no se usa con responsabilidad.
¿Cómo salir de esa adicción a las deudas?
Desde Asociación Cibao, te compartimos algunas recomendaciones clave:
Reconocer que enfrentas una situación financiera difícil. Aceptarlo es el primer paso para cambiar.
Definir con claridad tu estatus financiero actual.
Analizar tu nivel de endeudamiento y tu capacidad real de pago.
Enlistar todas tus deudas, tanto formales como informales.
Elaborar un plan de pago progresivo: puedes ordenar tus deudas de menor a mayor o viceversa.
Priorizar el uso de tarjetas de débito en lugar de crédito.
No pedir préstamos para pagar deudas.
Reducir gastos innecesarios y limitar consumos emocionales.
Restringir salidas frecuentes y el consumo por impulso.
No dejarse seducir por ofertas especiales si no son necesarias.
Practicar el autocontrol: decir NO también es parte del éxito.
Todo logro financiero requiere tiempo, disciplina y planificación. Alcanzar el éxito en tus finanzas no es inmediato, pero sí posible si tomas el control desde hoy.