¿Deseo o necesidad? Una confusión financiera
Cada día nos enfrentamos con esta gran interrogante, de si los gastos que realizamos están basados en nuestros deseos o en las necesidades que tenemos.
Necesidad, como su nombre lo señala, es algo que realmente requerimos. Deseo es algo que anhelamos. La necesidad refleja nuestra realidad (el presente). El deseo representa la aspiración (futuro).
Existe una escala de necesidades, que incluso el psicólogo Abraham Maslow recogió en su afamada Pirámide de Maslow, donde fija en cinco niveles ese conjunto de necesidades.
En educación financiera es común ver a muchas personas confundir estos conceptos. Y ahí vienen los problemas.
Cuando antepones los deseos por encima de las necesidades, regularmente aparecen dificultades financieras que luego no puedes afrontar. Desear algo no implica que estés satisfaciendo una necesidad.
Eso no impide que puedas desear. Lo único es que el deseo debe venir acompañado de planificación financiera, para que puedas lograr ese anhelo sin comprometer tu estabilidad.
Si no planificas de manera correcta, estarás cometiendo el eterno error de tener más de lo necesario y carecer de lo indispensable.
Para lograr establecer una clara diferencia entre deseo y necesidad, es importante que puedas identificar cuáles son esas necesidades efectivas y aquellas cosas a las cuales aspiras.
La planificación te da esa visión precisa, de qué necesitas para poder alcanzar tus proyectos.
La planificación se basa en cuatro elementos centrales:
Qué: Se refiere a los objetivos que persigues.
Cuánto: Los recursos financieros y económicos que vas a necesitar para alcanzar los objetivos.
Cuándo: Indica el tiempo que te llevará lograr lo planificado.
Cómo: Las acciones a tomar para alcanzar esa meta, anhelo u objetivo.
Si quieres cubrir las necesidades y alcanzar tus deseos, puedes fijar las metas en corto, mediano y largo plazo. Así, el camino a la materialización de los deseos se hará más placentero.
Para conseguir una correcta diferenciación entre deseo y necesidad, es necesario apelar a tu inteligencia emocional financiera. Te ayudará a saber elegir de manera razonada cuál es el momento y el costo real de la satisfacción de esos anhelos que tienes.
Aprender que tener cosas no conlleva a una mejor calidad de vida te permitirá obtener una mejor relación con el dinero, y por ende, una buena salud financiera. ¡Hazlo, se puede!